Bodegueros, mototaxistas y emprendedores se sumaron al paro de transportistas del 10 de octubre, mostrando un colapso masivo del transporte y otros sectores económicos. La inseguridad y extorsión siguen sin respuestas claras del gobierno.

El paro de transportistas del 10 de octubre ha sacudido la capital peruana. Ha paralizado casi el 90% del transporte en Lima y diversas regiones del país. Lo que comenzó como una protesta por la inseguridad que afecta al sector transporte, rápidamente se convirtió en un paro social masivo.
A la huelga se unieron gremios de mototaxistas, bodegueros, vendedores de mercados y emprendedores, quienes también exigen soluciones inmediatas a la ola de extorsiones y sicariato que ha escalado sin control. Las calles vacías y el cierre de comercios reflejan el alcance de esta manifestación. Además, muestran el impacto directo en la economía local.
Extorsión y sicariato: El detonante del paro de transportistas en Lima el 10 de octubre
El motivo principal detrás de la movilización es la inseguridad que afecta a diversos sectores laborales, donde los trabajadores enfrentan amenazas constantes de extorsión y violencia. Los líderes gremiales, como Miguel Palomino Pedraza, han denunciado que los transportistas viven en un estado de terror, y exigen medidas inmediatas del gobierno para frenar esta crisis. Sin una respuesta clara por parte del Ejecutivo, las tensiones continúan aumentando, y los manifestantes han advertido que, de no obtener soluciones, las movilizaciones podrían escalar a un nivel más radical, poniendo en riesgo la estabilidad del gobierno de Dina Boluarte.

Impacto del paro de transportistas en Lima y respuesta del gobierno
Las calles de Lima amanecieron desoladas, con mercados cerrados y transporte detenido. Pese a las declaraciones del primer ministro Gustavo Adrianzén, quien insistió en que la situación estaba controlada, las imágenes de centros comerciales vacíos y una capital semiparalizada mostraron una realidad muy diferente.
El gobierno aún no ha dado una respuesta contundente a las demandas de los manifestantes, y los gremios ya han anunciado que, si no hay soluciones rápidas, las movilizaciones se intensificarán. Esto podría llevar a una situación de crisis más profunda, con implicaciones políticas severas para el futuro de Dina Boluarte y el Congreso.