El asesinato de un profesor en un colegio de Ate ha conmocionado a la comunidad, dejando en evidencia la creciente ola de violencia y sicariato en el país. Mientras el gobierno y el congreso son una nulidad total, la violencia sigue escalando.

El distrito de Ate, en Lima, fue escenario de un asesinato que ha conmocionado al país. Un sicario, disfrazado como trabajador del Poder Judicial, ingresó al colegio Julio C. Tello el pasado 14 de octubre y asesinó a Julio César Pacheco Pimentel, profesor de comunicaciones. Este crimen ha generado una gran preocupación entre padres de familia y ciudadanos, quienes denuncian la creciente inseguridad en la ciudad, a pesar de las medidas estatales.
Sicariato en aumento: el asesinato de un profesor en un colegio de Ate
El ataque ocurrió a plena luz del día, durante la hora de salida de los estudiantes. Un hombre, haciéndose pasar por emisario de documentos judiciales, ingresó al colegio y disparó sin mediar palabra a Pacheco, quien falleció en el acto. El sicario, tras perpetrar el crimen, huyó en una motocicleta que lo esperaba fuera del colegio. Las cámaras de seguridad captaron el rostro del atacante y la placa de la moto, pero hasta la fecha, las autoridades no han dado con su paradero.

Este trágico evento ha dejado perplejos a los habitantes de Ate, un distrito que se encuentra bajo estado de emergencia desde el 28 de septiembre debido a la creciente violencia. A pesar de las patrullas policiales y las medidas del gobierno, este es el cuarto asesinato por sicariato en la zona, un hecho que subraya la incapacidad de las autoridades para frenar la ola de crímenes.
Conflictos por terrenos y amenazas previas
Según las primeras investigaciones, el asesinato estaría vinculado a un conflicto de terrenos que involucraba a la familia del profesor. El ministro del Interior, Juan José Santiváñez, informó que la víctima ya había recibido amenazas de muerte previamente, relacionadas con disputas familiares sobre propiedades. Pese a estas amenazas, no se había presentado ninguna denuncia formal ante la Policía Nacional del Perú (PNP).
La esposa de la víctima reveló que el sicario ya había intentado localizar a Pacheco un día antes del asesinato, lo que refuerza la hipótesis de un crimen premeditado. Estas disputas de terrenos, que muchas veces involucran a bandas criminales, han sido un factor común en varios casos de sicariato recientes, según las autoridades.
Indignación y falta de seguridad
La respuesta de la comunidad no se hizo esperar. Padres de familia y vecinos del colegio exigieron mayor seguridad en la zona, denunciando la ineficacia de las medidas de emergencia. “Este es un colegio, ¿qué seguridad tenemos si ni siquiera aquí estamos a salvo?”, expresó una madre de familia. La falta de presencia policial y serenazgo en los alrededores del colegio fue una de las principales críticas que recibió el gobierno local.
En respuesta a esta tragedia, el Ministerio de Educación (Minedu) suspendió las clases presenciales en el colegio durante tres días, adoptando la modalidad remota. En un comunicado, el ministro Morgan Quero condenó el ataque y afirmó que se activaron los protocolos de seguridad para garantizar el bienestar de los estudiantes y docentes. Por otro lado, el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, ha minimizado este asesinato, alegando que porque este hecho haya ocurrido, no significa que no estén trabajando.
El asesinato de Julio César Pacheco es solo un ejemplo más de la escalada de violencia que vive el país, mientras la ciudadanía continúa exigiendo soluciones efectivas ante un problema que parece estar fuera de control.