
OCASO Y DESPERTAR DEL CAL
El Colegio de Abogados de Lima (CAL) es una institución jurídica más antigua que la República. Su prestigio es innegable desde su fundación, pero en los últimos años este decayó debido a malas gestiones en su conducción. En la actualidad, se avizora un nuevo despertar y un cambio en su manejo, que esperamos continúe por el bien de esta Orden Jurídica. Aquí les dejamos un breve análisis de las últimas administraciones. Porque unas son de CAL… y otras son de arena.
JOSE NIQUE DE LA PUENTE
Fue el último de los decanos que le dio cierta brillantez al CAL. Su gestión administrativa no fue de las mejores, y podríamos decir que desde esa época comienza el declive del CAL.
Pero, en contraparte, lo positivo fue que la institución, bajo su mando, siempre resaltó por su verbo florido y su capacidad como jurista, pronunciándose sobre diversos hechos del acontecer nacional. Aunque su forma de comunicar fue muy difusa, mantuvo a esta institución en la vidriera jurídica del país. Tuvo una aceptable gestión.
RAUL CHANAME
Bajo su conducción comienza con fuerza el ocaso del CAL, al darle un manejo administrativo “chicha” a esta institución. Sus huachaferías llegaron a tal nivel que hizo un improvisado “reinado chicha” en el CAL. Por esto y otros desaciertos, se ganó el apelativo de “el huachafo Chanamé”. En el frente externo hizo mutis; sólo se pronunció con medido cálculo político, cuando le era conveniente a él y no a la institución, pensando en futuras postulaciones políticas. Se manejó sinuosamente y fracasó como decano, y por ende, perjudicó al CAL. Una mala gestión.
MARIO AMORETTI
Ahondó más la crisis dejada por Chanamé. En lo administrativo fue un desastre; manejó el CAL como un barco a la deriva, sin poder remediar los males dejados por su antecesor.
Sus acciones fueron muy “pacharacas”, tanto así que fue conocido como “el pacharaco Amoretti”. En el frente externo, si bien es cierto que tuvo algunas apariciones públicas, estas se ciñeron al campo penal. Confundió al CAL con un juzgado penal. Su gestión fue pésima.
PEDRO ANGULO
Lejos de revertir las crisis heredadas de las gestiones pasadas, a lo único que atinó fue a administrar la crisis por la que atravesaba la institución. Su frente interno lo convirtió en un mercado persa y los desaciertos administrativos fueron clamorosos. En el frente externo, su figura fue intrascendente y, las poquísimas veces que se pronunció a nombre de la institución, lo hizo de forma tan parca y anodina que no convencía a nadie. Una gestión deficiente.
MARIA ELENA PORTOCARRERO
Su gestión fue muy cuestionada en varios aspectos. En el frente interno tuvo una administración pésima; no mostró ni la capacidad ni la lucidez para hacer algunos cambios que le hubiesen permitido reflotar la institución. Aunque hay que hacer hincapié en que, durante su gestión, se judicializó el proceso eleccionario, lo que la obligó a mantenerse al frente de la institución por casi cuatro años. Esto provocó el malestar de los agremiados. A ello se sumó la mala fortuna de que en su administración ocurrió la pandemia mundial del COVID-19. En el frente externo guardó silencio; daba la impresión de que en el CAL no había decano. Sus apariciones públicas fueron escasas, y cuando dio la cara, lo hizo de forma temerosa y tan pusilánime que no daba la impresión de ser la máxima representante de esta institución jurídica. Una gestión para el olvido.
CESAR BAZAN
Su gestión despertó expectativas de que, bajo su conducción, el CAL iba a reconvertir todos los males dejados por los últimos decanos. En detrimento del CAL, esto no sucedió, y por el contrario, la crisis administrativa se acrecentó. Lo peor de todo es que el mal manejo económico de su gestión le ha ocasionado al CAL una deuda millonaria, que terminó por profundizar la crisis. En el manejo externo hizo algunas apariciones mediáticas, pero estas se dieron con tal parsimonia que llamaban al sueño. Su gestión fue todo un fiasco y, por el descalabro económico al que llevó a esta institución jurídica, podríamos afirmar que ha sido el peor decano de la historia. Una muy mala gestión.
RAUL CANELO
Bajo su gestión, el CAL ha comenzado a ordenarse en el campo administrativo y económico. Esto ha provocado reticencias en pequeñas “camarillas” instaladas a lo largo de todos estos años de crisis institucional y que se resisten al cambio. Está navegando contra viento y marea, buscando revertir la crisis del CAL, heredada de gestiones anteriores. En el frente externo, la situación es distinta: allí, Canelo brilla con luz propia, y su gran liderazgo ha permitido que el CAL vuelva a ser tomado en cuenta dentro de las más importantes decisiones nacionales. Estamos ante un decano que ha hecho resurgir al CAL y que lo ha sacado del oscurantismo en el que se encontraba antes de que Canelo asumiera el decanato. El sueño de que el CAL vuelva a convertirse en “la conciencia jurídica de la nación” se está haciendo realidad. Hasta el momento, es el mejor decano de los últimos tiempos. Todavía le falta completar su periodo.