Miles de hectáreas arrasadas, animales desplazados y un gobierno ausente en medio de la peor crisis de incendios forestales que el Perú ha visto en años. La desesperación de los habitantes es palpable mientras sus medios de vida se reducen a cenizas.

Los incendios forestales que han azotado varias regiones del Perú han dejado una estela de destrucción en su camino, y lo más trágico es que las comunidades afectadas parecen estar completamente desamparadas. Con más de 24 mil hectáreas consumidas por el fuego, los pobladores han visto sus tierras, medios de vida y hogares desaparecer. Sin embargo, el clamor por ayuda ha encontrado eco en un gobierno que parece ausente. “Estamos solos”, afirma Luis Paredes, un agricultor de Ayacucho. “El humo nos ahoga, el fuego se acerca y no hay nadie que nos ayude.”
La falta de intervención oportuna ha generado una ola de críticas contra las autoridades, quienes, a pesar de los constantes llamados, han mostrado una respuesta tardía e insuficiente. Los pobladores no solo sufren las pérdidas materiales, sino que enfrentan el temor constante de perder aún más. Los pequeños agricultores, que dependen de la tierra para su sustento, ahora ven sus cultivos convertidos en cenizas. “Todo se ha ido. ¿Cómo vamos a sobrevivir si no tenemos ni siquiera agua para apagar el fuego?”, se lamenta Rosa Velázquez, de la región de Puno, donde el fuego no ha dado tregua.
La fauna y flora también sufren en silencio
Mientras las llamas arrasan con los bosques, las consecuencias sobre la biodiversidad peruana son devastadoras. El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) advirtió que los incendios han destruido miles de hectáreas de vegetación, dejando a miles de animales silvestres sin hogar. “Es un desastre ecológico”, menciona un representante de Serfor, destacando que especies en peligro de extinción como el oso de anteojos o el guanaco, ya vulnerables por la pérdida de hábitat, enfrentan ahora una amenaza aún mayor.

El impacto sobre la fauna no es menos dramático: los incendios obligan a muchas especies a migrar desesperadamente a zonas menos seguras, donde enfrentan depredadores y escasez de recursos. Animales como zorros, venados y roedores han sido reportados muertos o gravemente heridos en su intento de escapar. Además, el ecosistema vegetal también sufre: lo que antes era un frondoso bosque ahora es un terreno estéril.
Un futuro incierto para los afectados
A medida que los incendios continúan propagándose, las comunidades afectadas ven con impotencia cómo sus vidas se desmoronan. Los campos agrícolas, que representan la principal fuente de ingresos para muchas familias, han sido destruidos en cuestión de horas. La escasez de agua en estas regiones rurales complica aún más la situación, dejando a los pobladores sin recursos para combatir el fuego. Las promesas de ayuda gubernamental no se han materializado. La falta de brigadas especializadas y el equipo insuficiente para controlar las llamas han dejado a muchas regiones a su suerte.
“Estamos olvidados”, declara con tristeza un habitante de Cusco, donde varios incendios han devastado zonas rurales. Aunque las autoridades han enviado apoyo en algunas regiones, para muchos, esta ayuda ha llegado demasiado tarde. La desorganización y falta de recursos exacerban la desesperación de los pobladores, quienes no ven una solución a corto plazo.

La ausencia de un plan eficaz por parte del gobierno peruano ha encendido las alarmas no solo en las comunidades afectadas, sino también en las organizaciones internacionales que alertan sobre el deterioro del medio ambiente. En las zonas rurales, los pobladores están atrapados entre el fuego y el olvido, sin más opción que observar cómo sus vidas son consumidas por las llamas.
Los incendios forestales en Perú no solo están dejando huellas imborrables en el paisaje, sino también en la vida de quienes habitan las zonas más afectadas. Con un gobierno ausente y recursos limitados, el futuro de estas comunidades y su entorno natural se ve sombrío.